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Un buen propósito de Año Nuevo: ¡cuidar tus manos y tus pies!

Tal vez algunas personas piensen que las manos y los pies son menos importantes que el rostro, y no merecen ser cuidados con los mejores sueros y cremas. Pero sí los merecen. Lo hacen si te ponés a pensar en un futuro en el que ya no tendrás 20 años, no podrás usar tacones super altos (¡ay!) y te dolerán los pies.

A medida que envejecemos, las manos y los pies envejecen de forma más visible que otras partes del cuerpo (nuestros huesos y corazón también envejecen, pero no podemos ver esos cambios), quizás incluso más rápido que nuestro rostro.

Aprovechemos el hecho de que podemos ver nuestras manos y pies, y que sólo unos minutos de atención a la semana los mantendrán sanos y funcionales.

El cuidado de manos y pies no es un “capricho”
Pintar cada uña de un color diferente y aplicar calcomanías son caprichos. Pero hidratarse, cortarse las uñas de la “manera correcta” y hacer ejercicios para los pies no lo son.
Cuidar la piel de manos y pies es más fácil que ocuparse de los huesos, músculos y grasa subyacentes: la piel es fácilmente accesible. La pérdida de grasa bajo la piel es un factor importante en el envejecimiento (y el aspecto envejecido) de las manos. La única solución por el momento es la cirugía plástica -con los riesgos que conlleva-, así que concentrémonos en lo que sí podemos hacer, que es cuidar la piel.

Tus Pies
La piel plantar presenta varias particularidades relacionadas con la sustentación del peso. La epidermis es considerablemente más gruesa (aproximadamente 1,5 mm, frente a 0,1 mm en otras regiones del cuerpo), y presenta un patrón de crestas que ayudan a generar suficiente fricción al caminar. La dermis tiene aproximadamente 3 mm de grosor y está atravesada por tejido adiposo, que le confiere cierta resistencia al estrés. Con el envejecimiento se produce un aplanamiento de la unión dermoepidérmica, una reducción de la tasa de renovación de los queratinocitos y disminuye la densidad de las glándulas sudoríparas. A nivel de la dermis, se produce una pérdida general de fibras de elastina y colágeno, y las fibras de colágeno que quedan se vuelven más gruesas y rígidas. Los cambios relacionados con la edad alteran significativamente las propiedades mecánicas de la piel plantar, lo que provoca un aumento de la dureza, sequedad y pérdida de elasticidad, predisponiendo así a la persona mayor a la sequedad de la piel, la fisuración y el desarrollo de callos y durezas.

Las uñas de los pies se engrosan con la edad, como consecuencia del “mero” envejecimiento, los traumatismos, las infecciones fúngicas y la disminución de la circulación sanguínea.

El correcto autocuidado de los pies incluye el cuidado de las uñas y la piel, lavar y secar los pies cada día, hacer ejercicios para los pies y llevar calcetines y zapatos del tamaño apropiado y de materiales adecuados. Incluso las pequeñas acciones tienen un impacto en la salud de los pies; hidratar los pies mantiene la piel elástica y previene callos y durezas. Las medias pueden contribuir a amortiguar los golpes, y los ejercicios para los pies favorecen el equilibrio y la flexibilidad del tobillo. El calzado proporciona equilibrio y seguridad al caminar. Los problemas de los pies, y el dolor que causan, repercuten en la calidad de vida.

Por lo tanto, recordá esto: cuidá las uñas engrosadas de los pies y hacé ejercicios de pies con regularidad para mejorar el equilibrio y el movimiento del tobillo (hablá con tu entrenador).

Hidratar
Reparar


Tus Manos

Tener las manos sanas es esencial para una buena vida. Puede que la emergencia de COVID haya terminado (o parezca que ha terminado), pero el daño en las manos de tanto lavarse y desinfectarse continuará. Esto significa que tenés que trabajar más duro para mantener tus manos sanas y funcionales. Mantené tus manos limpias e hidratalas: hidratar las manos forma parte de una buena higiene de la piel. ¿Qué necesitás?

Una crema emoliente. Podés mejorar la emoliencia de cualquier crema añadiéndole vaselina (conseguila en tu supermercado o farmacia local). Aplicá la crema después de lavarte para retener la humedad.

El desinfectante de manos es cómodo y a veces lo único disponible, pero el agua y el jabón son mejores y dañan menos las manos.

Este suero a base de aceite te aportará nutrientes lipídicos y te ayudará a mantener alejados los hongos.

Cuidá tus uñas: este suero a base de agua aportará nutrientes y factor de crecimiento de queratinocitos. Y este es un suero que contiene todos los lípidos, diseñado para tus uñas y cutículas.

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Referencias
Miikkola M, Lantta T, Suhonen R, Stolt M. Challenges of foot self-care in older people: a qualitative focus-group study. (2019) J Foot Ankle Res. 18;12:5. doi: 10.1186/s13047-019-0315-4. PMID: 30675187; PMCID: PMC6339366.
Menz HB. (2015) Biomechanics of the Ageing Foot and Ankle: A Mini-Review. Gerontology. 61:381-8. doi: 10.1159/000368357. Epub 2014 Nov 11. PMID: 25402236.
Cohen PR, Scher RK. (1992) Geriatric nail disorders: diagnosis and treatment. J Am Acad Dermatol. 26:521–31.

ADVERTENCIA: Estas afirmaciones no han sido evaluadas por la FDA y no pretenden diagnosticar, curar, tratar o prevenir ninguna enfermedad.

Traducido por la Dra. Cecilia Hidalgo