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Siete cosas que he aprendido en más de 20 años como "experta en el cuidado de la piel" (y más de 50 como científica)

He aprendido mucho. Aquí van.

1) La industria del cuidado de la piel es leeeeeeenta para aprender.
2) El doble golpe: las oportunidades desperdiciadas (para hacer el bien) y el primum non nocere (primero no hacer daño) no se escuchan.
3) El contribuyente paga la investigación científica básica, pero no disfruta de sus frutos.
4) El cuidado de la piel no es una prioridad para científicos y médicos, a menos que se trate de cáncer.
5) No todos los avances en conocimientos básicos se traducirán en avances en el cuidado de la piel.
6) ¿Qué podemos esperar del futuro?
7) Hay que practicar mucho con juegos estilo sopa de palabras para descubrir qué hay dentro de un producto para el cuidado de la piel

1. La industria del cuidado de la piel es lenta para aprender. ¿Por qué?

En 2024, una crema premium contiene lo siguiente:
Agua, butilenglicol, aceite de semillas de espuma de la pradera, glicerina, escualano, alcohol, alcohol cetearílico, hidroxiestearato de colesterol, glucósido de ascorbilo, alcohol behenílico, palmitato de cetilo, extracto de raíz de angélica acutiloba, extracto de raíz de cnidium officinale, extracto de semilla de lágrimas de Job, extracto de cordyceps sinensis, mentol, hidróxido de sodio, metilestearoiltaurato de sodio, goma xantana, etilparabeno, metilparabeno, propilparabeno, fragancia, extracto de hoja de Gynostemma Pentaphyllum, extracto de Melothria Heterophylla, extracto de raíz de Panax Ginseng, ácido cítrico, dimeticona, fosfato disódico, lecitina hidrogenada.

La lista de ingredientes podría haberse escrito en 2003, aunque entonces los conservantes se habrían colocado al final de la lista; ahora, están “escondidos” en el medio. El envase sigue siendo de un bonito color azul, pero ahora el nombre de la marca aparece en caracteres chinos. Hacia el año 2000, el nombre elegido probablemente hubiese sonado a francés, como Chantecaille, una marca todavía disponible con ingredientes similares a los de la marca china, salvo que las plantas elegidas para dar valor a la etiqueta son europeas, como edelweiss en lugar de jengibre.

En otras palabras, “es necesario que todo cambie para que todo siga igual” (Il Gattopardo).

2. El doble golpe: se desperdician oportunidades de hacer el bien, y el primum non nocere (lo primero es no hacer daño) es ignorado.

La comprensión científica de la piel ha aumentado enormemente, dilucidando los intrincados pormenores de los receptores, los factores de crecimiento, los mecanismos de acción y mucho más. Y algunos de estos conocimientos han sido incorporados a los productos, al menos en el caso de Skin Actives. Pero el “consumidor” (usted y yo) no ha cambiado su actitud hacia el cuidado de la piel.

En la práctica médica, el cuidado de las heridas ha cambiado. El tratamiento del cáncer de piel ha cambiado enormemente, y ahora es posible curar melanomas cutáneos que eran mortales hace sólo unos años.

En las tiendas, la gente sigue decidiendo con cerebros de la era de las cavernas: se obnubila con las luces brillantes y los envases bonitos. Cree en propagandas publicitarias como “El diamante calentado actúa sobre esas molestas arrugas del entrecejo, haciendo que la piel parezca más lisa y relajada”. No hay pruebas de que los LED puedan ayudar a la piel. Al contrario, la luz, ya sea de alta o baja energía (longitud de onda corta o larga), provocará calentamiento, oxidación, daños en el ADN y envejecimiento general de la piel. Aquí es donde se ignora el primum non nocere. Esto es fácil porque no hay médicos (que hacen el juramento hipocrático) ni científicos implicados. No se incumplen promesas. Los LED, que pueden costar
céntimos cuando se los utiliza en juguetes infantiles, pueden ser “mejorados” con el fin de ganar dinero transformándolos en dispositivos caseros para el cuidado de la piel. No creas en la propaganda.

Como el gobierno y las agencias implicadas (FDA) tienen cosas más importantes que hacer, los consumidores no pueden esperar mucho apoyo de esta agencia a menos que un producto
contenga ingredientes tóxicos/prohibidos; estos suelen provenir de importaciones de países que tienen leyes de consumo laxas y suelen ser productos para blanquear la piel.

3. El contribuyente paga la investigación científica básica, pero no goza de sus frutos.

Recordá que la mayor parte de la investigación básica se realiza en instituciones como las universidades y las agencias científicas gubernamentales. Pagamos la mayor parte de la
investigación básica, pero no gozamos de sus frutos. Acabamos pagando miles de dólares al mes por medicamentos que salvan vidas y que fueron desarrollados con nuestro propio dinero.
Así será durante un tiempo, pero lo menos que podemos hacer es mantenernos al día sobre los descubrimientos científicos: nosotros pagamos esos conocimientos, que tarde o temprano
afectarán nuestras vidas.

4. El cuidado de la piel no es una prioridad para científicos y médicos, a menos que se trate de cáncer de piel.

En un mundo paralelo, donde la eficacia es cuestión de vida o muerte, en los últimos veinte años, la atención oncológica ha saltado del “disparo en la oscuridad” a la identificación y el
tratamiento molecular. Para algunos cánceres, no para todos, y el progreso no es lineal; depende de los mecanismos que utilicen las células cancerosas para matar al resto del organismo. Al aceptar que todos los cánceres son diferentes (porque las células que los originan lo son), hemos progresado en la lucha contra el cáncer. ¿Quién hubiera podido predecir (¡soñar!) en el año 2000 que algunos tipos de melanoma podrían curarse?

En el cuidado de la piel, seguimos en el reino de Papá Noel: milagros, esencias, oro y flores místicas. En pocas palabras, la industria no ha progresado. ¿Por qué? La industria responde a las “necesidades” de los clientes, y los clientes no han cambiado. Los seres humanos siguen creyendo en pociones mágicas y elixires dorados y en que los “productos químicos” son perjudiciales, ignorando el hecho de que estamos hechos de productos químicos. Recomiendo que la gente se mantenga al día de los avances científicos porque la ciencia influye mucho en nuestro mundo, aunque intentemos ignorarla (piensen en el COVID).

Veo algunos casos de regresión en la industria. A diario se retiran del mercado productos para el cuidado de la piel y el cabello por contaminación con bacterias raras per malignas. Bajo la presión de grupos “de base”, algunos conservantes han sido eliminados y sustituidos por otros que pueden ser menos eficaces. En otros casos, los conservantes eficaces se ocultan bajo nombres que suenan como si fuesen naturales. También veo sustancias experimentales que son vendidas al publico despues de hacer testeos sobre cinco sujetos.

5. No todos los avances de la ciencia básica se traducirán en avances en el cuidado de la piel

En la actualidad es posible identificar los microorganismos que viven en nuestra piel llegando hasta su secuencia de ADN. Alguien intentará venderte productos basados en las secuencias de
tu ADN bacteriano. Lo mismo ocurre con la secuenciación del ADN humano: apenas estamos empezando a reconocer las mutaciones humanas que pueden aumentar la probabilidad de
algunos cánceres y algunas enfermedades autoinmunes. Sin embargo, se desconocen los vínculos entre el ADN humano y la salud de la piel. Y seguirán sin conocerse durante algún tiempo, salvo en el caso de enfermedades desagradables causadas por una simple mutación, como la epidermólisis bullosa simple y la hiperqueratosis epidermolítica. No para rejuvenecer tu piel: para este objetivo más general necesitamos más investigación básica.

6. ¿Qué podemos esperar del futuro?

No puedo ver el futuro, pero espero que la industria utilice al menos lo que ya tenemos hasta que aparezcan los esperados dispositivos de ciencia ficción (ver un episodio de Viaje a las
Estrellas para ilustrarlo). El factor de crecimiento epidérmico (EGF) ya está disponible, pero los pocos formuladores que lo utilizan ignoran que el EGF puede hacer muy poco sin los medios
necesarios. No necesitamos demasiados datos científicos para saber que el EGF no puede crear nuevas células a menos que se aporten ácidos grasos esenciales a la piel. Sólo un cliente bien
informado obligará a los formuladores a ponerse las pilas. De lo contrario, será el departamento de publicidad el que dicte las reglas.

7. Practica tachando palabras de la ensalada para descubrir qué hay dentro de la formula
No dejes de tachar palabras para descubrir qué hay detrás de las listas de ingredientes. Multitud de “especialistas” siguen aumentando la ensalada de palabras, haciendo más difícil para el cliente descifrar listas diseñadas solo para engañarnos. Nos acostumbramos a expresiones como “piel sintética” y “cuero vegano” (en lugar de plastico o nylon) y empezamos a verlos como algo benigno. Nos acostumbramos a ver nombres de plantas en latín que en realidad no significan nada. Estas prácticas no son benignas. Exigí ingredientes beneficiosos y nomenclatura científica. Hacelo con tu dinero: comprá productos para el cuidado de la piel con base científica.

Hannah

Referencias
Ganceviciene R, Liakou AI, Theodoridis A, Makrantonaki E, Zouboulis CC. Skin anti-aging strategies. Dermatoendocrinol. 2012 Jul 1;4(3):308-19. doi: 10.4161/derm.22804. PMID:
23467476; PMCID: PMC3583892.

DeStefano GM, Christiano AM. The genetics of human skin disease. Cold Spring Harbor Perspect Med. 2014 Oct 1;4(10):a015172. doi: 10.1101/cshperspect.a015172. PMID: 25274756; PMCID:
PMC4200211.

 

Traducido por la Dra. Cecilia Hidalgo