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La piel: capas de complejidad y de química

Nuestra piel es un protector contra la pérdida de agua hacia el medio ambiente y contra el ataque físico, químico y biológico. Para poder cumplir esta función, la piel debe ser resistente a diversos agentes. Las células vivas son demasiado frágiles para hacer este trabajo, por lo que las células terminan muriendo, y lo hacen en una secuencia programada que involucra transformaciones bioquímicas y estructurales masivas.

Figura: La epidermis: las células de la piel cambian de forma y estructura para configurar las diferentes capas de la piel. Las células cornificadas (corneocitos) son células muertas, pero forman una capa (capa córnea, stratum corneum en latín) que evita la pérdida de agua y la entrada de microbios.

Comencemos con la capa basal, la capa más profunda de la epidermis. La capa basal (germinativa) está formada por una única fila de células cuboideas con núcleos grandes. Algunas de estas células basales tienen la capacidad de las células madre: se dividirán y producirán nuevas células. En la capa basal también encontrarás melanocitos, células de Langerhans y Merkel (receptores táctiles).

Los melanocitos son células que están presentes en la epidermis y los folículos pilosos de la piel humana. Estos melanocitos son muy diferentes del resto de células de la epidermis, y eso no es de extrañar, pues surgen de otra parte del embrión, las células de la cresta neural. Los melanocitos tienen enzimas que producen melanina dentro de orgánulos especializados llamados melanosomas. Los melanocitos usan dendritas para transferir paquetes de pigmento a los queratinocitos, donde la melanina formará las coberturas que protegen el ADN del daño de los rayos UV.
Los queratinocitos basales se dividen y forman los queranocitos de la capa granular. El aspecto de las células y la bioquímica cambia, ya que la síntesis de proteínas fibrilares da inicio al proceso de queratinización. En la capa siguiente, las células granulares producen proteínas ricas en histidina y cisteína que unen los filamentos de queratina. También secretan lípidos y proteínas al espacio intercelular, los que permitirán que la piel se convierta en una barrera contra la pérdida de agua. Las células pierden sus núcleos y se convierten en células muertas que forman la capa córnea. La piel hace su trabajo debido a las estrechas interacciones que se dan entre las células, tanto físicas (desmosomas) como químicas. ¿Qué tan buena es la piel en su función protectora? Muy buena, cuando está sana. La capa córnea es una pared compacta hecha de corneocitos y moléculas grasas únicas. Los corneocitos son los ladrillos, y los lípidos intercelulares -que incluyen las ceramidas- y las proteínas son los morteros de ataque. La capa córnea, sin células vivas, es la barrera protectora que permite que el resto de la piel haga su trabajo. La prevención de la pérdida trans-epidérmica (a través de la piel) de agua (TEWL por su sigla en inglés, Trans-Epidermal Water Loss ) es una de las principales funciones de la capa córnea. Junto con el colesterol y los ácidos grasos saturados, la ceramida crea una capa protectora impermeable al agua para evitar la pérdida excesiva de agua debida a la evaporación, además de formar una barrera contra la entrada de microorganismos.
La capa córnea no tiene células vivas pero es bioquímicamente activa. Los componentes del factor de hidratación natural (NMF por su sigla en inglés. Natural Moisturizing Factor) presentes en esta capa son productos de degradación de la proteólisis de la proteína filagrina. La capa superior es rica en NMF, una mezcla de aminoácidos y derivados con alta capacidad de unión al agua. El NMF mantiene la piel hidratada, pero vos podés disminuir este reservorio con lavados frecuentes.
Vale la pena señalar que algunos ingredientes utilizados en la industria del cuidado de la piel, como las ceramidas y el PCA sódico, se eligen entre los que están presentes de forma natural en la piel. Lo sensato es que comiences a cuidar tu piel evitando las rutinas que eliminan estos componentes naturales. Conservar los componentes naturales que hacen de la piel una barrera contribuirá en gran medida a prevenir la “piel sensible”, un problema creado por la industria del cuidado de la piel.
¿Próximo paso? La descamación.

¿Qué hay debajo de la epidermis? Dermis e hipodermis


Figura: La piel, de arriba a abajo, epidermis, dermis e hipodermis.

Solo vemos la capa superior de la piel, las células muertas de la epidermis. Luego siguen la dermis y el tejido subyacente, que afectan la forma de nuestro rostro y el aspecto general de la piel. Suceden muchas cosas en la dermis, aún cuando no haya muchas células sino que predomine la matriz extracelular (MEC), que ancla las células. La MEC es un componente complejo que influye en la supervivencia, proliferación y función celular. Las células son fibroblastos, un tipo de célula muy adaptable que altera su bioquímica y fisiología dependiendo de dónde se encuentre.
En la dermis, también encontrarás vasos sanguíneos, nervios, fibras musculares que pueden hacer erguir los finos pelos que atraviesan la piel, glándulas sebáceas, glándulas sudoríparas (apocrinas), corpúsculos de Pacini. Y mucho más.
Elastina, colágeno, proteoglicanos y glicosaminoglicanos, todos ellos se elaboran en la dermis, donde los fibroblastos son una fábrica de macromoléculas. La síntesis comienza dentro del fibroblasto, pero ocurren muchas modificaciones y ensamblajes en la matriz intercelular. Las señales van y vienen, y el espacio intercelular y las células interactúan, y también interactúan con el resto del cuerpo a través de factores de crecimiento, hormonas y nutrientes. Cuando nuestra piel está dañada, y esto sucede todo el tiempo, la reparación requiere la colaboración de todo el sistema. La resistencia a invasores, bacterias o virus, involucra la actividad del sistema inmunológico, a nivel local incluye las células de Langerhans, y células y anticuerpos que vienen al rescate desde más lejos. Algunas glicoproteínas, por ejemplo, las fibulinas, que se incorporan a la matriz extracelular fibrilar. Las fibulinas tienen sitios de unión superpuestos para varias proteínas de la membrana basal, tropoelastina, fibrilina, fibronectina y proteoglicanos, y participan en diversas estructuras supramoleculares. Otra glicoproteína, la decorina, se une a las fibrillas de colágeno I e influye en el ensamblaje de la MEC.

Por debajo de la dermis, el tejido adiposo blanco subcutáneo (sWAT por su sigla en inglés, subcutaneous White Adipose Tissue) puede verse bien protegido por la epidermis y la dermis, pero también se ve afectado por el medio ambiente y el envejecimiento. ¿Por qué importa esto?
Los cambios en el sWAT, incluidas las propiedades de los adipocitos que contiene, afectarán la resistencia de la piel al estrés mecánico y se manifestarán como arrugas. Cuando las personas se quejan de su piel, a menudo se refieren a cambios relacionados con el sWAT y la adhesión entre la piel y el sWAT.
¿Por qué doy tantos detalles? Porque son relevantes para el cuidado de la piel: cuando comprendés la complejidad de la biología y la bioquímica de la piel, se te hace evidente que no puede haber un ingrediente mágico que resuelva todos los problemas de la piel. Sí, la vitamina C puede influir en el estado redox (reacciones de reducción-oxidación) de la piel, pero no es un ingrediente milagroso. En contraste, es posible estropear este complejo sistema con relativa facilidad. Agregá demasiado cobre y producirás una catarata de eventos.


Tracy, L. E., Minasian, R. A., & Caterson, E. J. (2016). Extracellular Matrix and Dermal Fibroblast Function in the Healing Wound. Advances in Wound Care, 5(3), 119–136. doi:10.1089/wound.2014.0561


Wollina, U., Wetzker, R., Abdel-Naser, M. B., & Kruglikov, I. L. (2017). Role of adipose tissue in facial aging. Clinical Interventions in Aging, Volume 12, 2069–2076. doi:10.2147/cia.s151599