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Cómo crear un suero para la piel que se adapte a tus necesidades y aspiraciones, y evitar el fracaso

Lo primero que hay que hacer es que pongas en claro cuáles son tus aspiraciones/deseos/esperanzas para el suero que querés diseñar. ¿Antiedad? ¿Tensor? ¿Confort? ¿Nutrición?
Después vienen las restricciones que impone la realidad.

¿Qué ingredientes pueden hacer lo que deseás que haga tu suero? ¿Están disponibles? ¿Son seguros? Esto depende de dónde vivas. EE.UU. es un gran país para el “Hágalo usted mismo (HUM)”: se puede conseguir casi cualquier cosa que valga la pena en el cuidado de la piel. Por empezar, en Skin Actives.

Luego están las leyes de la naturaleza. La primera ley en el cuidado HUM de la piel es: ignorar las propiedades físicas y químicas de un ingrediente, va por tu cuenta y riesgo.
¿Por qué? La solubilidad de una sustancia química viene determinada por su estructura, y no podrás “empujarla” más allá de su solubilidad en el suero base que estés utilizando. A una sustancia química no le importa lo que vos querés querés hacer con tu suero mágico. Sólo le importa su estructura química, que determinará con qué moléculas está dispuesto a interactuar y cuáles lo convertirán en un precipitado, para no volver a ser soluble nunca más. O, simplemente, terminará flotando separado de la otra capa como miembros de partidos políticos opuestos.

Por ejemplo, probá añadir aceite de argán a una solución de ácido hialurónico. Para solubilizar el ácido hialurónico hay que utilizar agua, ¡y los lípidos (el aceite de argán es una mezcla de lípidos) se definen por su insolubilidad en agua!

Es posible que pienses que tal vez, calentando la mezcla vas a poder forzar a un producto químico a disolverse en un solvente poco amigable. Esto puede ayudar, pero luego, cuando la mezcla se enfríe, el producto químico desaparecerá, y terminarás perdiendo dinero y tiempo por tratar de hacer lo imposible. Por si fuera poco, puede que también hayas dañado la sustancia que intentabas disolver.

¿Cómo se puede saber qué es soluble en qué? Las tablas químicas suelen dar información sobre tres disolventes: agua, alcohol y acetona. No te dirán si el activo A se disolverá en un suero que contenga colágeno soluble y ácido hialurónico. Pero en este caso el solvente es el agua, por lo que la solubilidad en agua será un buen indicador de cómo se disolverá tu activo en el suero a base de agua.

Si examinás el suero que estás intentando imitar/mejorar, le dirá claramente cuál es el solvente, lo encontrarás en el primer lugar de la lista de ingredientes.

Por favor, recordá lo siguiente:
1) Más no siempre es mejor (ni posible). Una vez alcanzado el límite de solubilidad, perderás el resto del soluto en el fondo de la botella.
2) A las proteínas no les gustan los pH extremos (a menos que estemos hablando de las enzimas que actúan en el estómago).
3) Asegurate de que el producto que querés imitar es seguro y digno de imitación.
4) No intentes hacer un producto que “contenga todo y un poco más”. Separá los activos por solubilidad y compatibilidad.
5) Empezá con un suero fácil; así evitarás decepciones.
6) Los sueros sin conservantes no deberían utilizarse si ya están en la heladera desde hace tres o cuatro días. Imaginate que has preparado una rica sopa, ¿querrías comerla después de cuatro días? Sólo si tu tolerancia a los microbios que crecen en tu sopa es alta; que sean invisibles a los ojos no significa que no estén ahí.
7) Empezá tu proyecto HUM con un suero base o una crema sencillos y listos para usar. Estos productos contienen ya algunos conservantes y serán seguros a menos que añadas demasiados ingredientes más. A nuestra primera crema base le puse el nombre “Lienzo” (canvas) porque pensé que cuando la usaran, nuestros clientes HUM podrían pintar sus propias obras de arte.

¡Que te diviertas!

Hannah

 

Traducido por la Dra. Cecilia Hidalgo