Skip to content

Cómo aplicar distintas capas de productos para el cuidado de la piel y por qué

¿Cuántos pasos seguir para establecer un “régimen de cuidado de la piel”? Cuantos más pasos, más productos utilizarás.

¿Cuántos? ¿El número está determinado por las necesidades de tu piel o por las necesidades de la empresa que te vende los productos para el cuidado de la piel?

Que sean necesarios muchos pasos en el cuidado de la piel es más una tradición que una opinión científica, pero algunos pasos son fáciles.

Limpiar primero, tiene sentido. Eliminá cualquier forma de vida que se deposite en tu piel durante el día mientras conducís en una ciudad, o cocinás o trabajás en tu jardín, y hacés que todo ese polen y esas esporas se peguen a tu ropa (y a tu piel). Entonces, adelante, limpiá tu piel, pero sin detergentes agresivos que eliminen todos esos lípidos que la hacen una gran barrera hacia el exterior.

Lo que debería ser el último paso también es sencillo: protector solar, que evitará el daño de los rayos UV, la luz azul y todas las ROS * producidas por la interacción entre la luz y la piel. El objetivo del protector solar es principalmente reflejar la luz UV, y algunos ingredientes la absorberán y convertirán en energía más benigna, como el calor. No es necesario que el protector solar absorba nada, por lo que podés dejarlo para el final.

¿Qué pasa con el “medio”? Todo lo que apliques sobre la piel será absorbido, por lo que el orden no importa mucho. Si te duchás antes de aplicarte los productos para el cuidado de la piel, aplicá primero los sueros a base de agua, porque la piel hidratada absorberá los activos solubles en agua con mayor facilidad. Luego aplicá sueros solubles en aceite, como los que contienen ácidos grasos esenciales. Si estás usando una crema, eso hace la vida más fácil: una crema es una emulsión de agua y aceite y todos los activos se disolverán muy bien en la crema.

Cualquiera que sea el suero que elijas, debe ayudar a que se desactiven las Especies Reactivas de Oxígeno (ROS *) producidas por el medio ambiente y también por tus propias células. Estas ROS * contribuyen en gran medida al envejecimiento de la piel, las mutaciones del ADN, la modificación de las proteínas y mucho más.

 

Traducido por la Dra Cecilia Hidalgo