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Tu cuerpo tiene la capacidad de curarse a sí mismo. Podés hacerle esta tarea más fácil

Pasan cosas. Cuanto más tiempo vivas, más probable es que pasen cosas malas en diferentes partes de su cuerpo.

Y, sin embargo, el daño solar puede curarse hasta cierto punto: personas que han usado protector solar durante un año descubrieron que su piel había mejorado. No fue el protector solar per se el que produjo el artilugio, sino el que permitió que la piel se curara mientras la protegía de daños adicionales.

Tu cerebro puede mantenerse más joven si lo ejercitás.

El ejercicio puede ayudar con el dolor muscular y artrítico.

El ejercicio incluso puede ayudar con el dolor crónico causado por factores desconocidos.

Hasta los nervios dañados pueden llegar sanar con el paso del tiempo.

Pero lo que no podés hacer impúnemente es seguir dañando a tu cuerpo y esperar que sobreviva al maltrato.

¿Qué dirías si te ofrecen aplicar peróxido de hidrógeno 40% para tratar una afección menor de la piel? Decí “NO”. Decí que el peróxido de hidrógeno es un oxidante fuerte que producirá otros daños, el equivalente a arrancarte la nariz porque tenés un resfrío. ¿Y qué de la hidroquinona 2%? Decí “NO” nuevamente, porque te vas a sentir tonto si después te encontrás con una ocronosis (hiperpigmentación permanente).

Y decí “¡NO!” a erosionar tu piel hasta reducirla a la nada misma en búsqueda de una “piel de cristal” que viste en el internet en fotos alteradas con Photoshop.

Cuídate y recordá que no hay nada peor que sentirte tonto por lastimarte al tratar de arreglar un defecto menor.

 

Traducido por la Dra Cecilia Hidalgo