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¿Terapias? En realidad, no; solo aparatejos en busca de algún uso

Del latín moderno therapia, del griego therapeia ‘curación’, de therapeuein ‘administrar a, tratar médicamente’.

Me enoja, y debería enojarte a vos también, que tantas de las llamadas terapias sean formas experimentales y no probadas de modificar tu cuerpo sin ninguna garantía de éxito o, peor aún, con garantía de fracaso.

Demasiadas “terapias” provienen de una idea que alguien soñó y luego comenzó a aplicar en conejillos de Indias sin ningún tipo de prueba adecuada. Muchas de las dietas que ves que se están convirtiendo en éxito y en tema de libros no han sido probadas. La “terapia” de reemplazo hormonal nació como una hipótesis de “sentido común”: reponga las hormonas faltantes y obtendrá la eterna juventud. ¿Qué podría salir mal? Que estás agregando hormonas a un cuerpo envejecido que ha ido acumulando mutaciones. ¿El resultado? Cáncer.

Los láseres, los LED e incluso las cirugías plásticas comienzan de esta manera. Con el tiempo, algunas tienen éxito, muchas otras no. La mayoría simplemente cae en el olvido para dar paso a otras “terapias” que alguien desea probar en sujetos desprevenidos, dispuestos incluso a pagar un buen dinero para que se experimente sobre ellos.

¿De quién es la culpa? Depende, pero por lo general, es del charlatán que vende una falsa cura para el cáncer, desviando el dinero de pacientes que podrían haberse salvado con el tratamiento estándar.

En el cuidado de la piel, los culpables suelen vender dispositivos “aprobados por la FDA”. No lo son. Lo que ellos llaman aprobación de la FDA es solo alguna laguna formal que de ninguna manera es garantía de efectividad o incluso de seguridad. Te han embaucado.

Caveat emptor (advertencia al comprador): el comprador asume el riesgo, especialmente cuando se trata de dispositivos domésticos para el cuidado de la piel. Si experimentás con tu piel, preparate para experimentos fallidos.

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