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Señales que te indican que estás usando demasiados activos (o los incorrectos) y qué hacer al respecto

Las señales de que estás haciendo algo mal con el cuidado de tu piel son:

  • Piel sensible: picazón, dolor, escozor
  • Piel inflamada, roja, irritada, hinchada, descamada
  • Piel seca, muy tirante e incómoda
  • Acné que empeora (en vez de mejorar) con el “tratamiento”
  • Arrugas más pronunciadas
  • Nuevas “manchas solares”

Por favor, tomá en cuenta esto:

No tenés que suponer que se harán verdad todas las promesas del producto que estás comprando o, al menos, ¡pensá que esas promesas pueden no ser válidas en tu caso!
Las fragancias encantadoras o los aceites esenciales “saludables” pueden ser irritantes o alergénicos, y algunos son fotosensibilizadores.
Las exfoliaciones fuertes pueden dejar tu piel con una sensación suave, pero eliminarán la barrera cutánea y la harán más sensible a los irritantes ambientales.
Los productos ricos en etanol (o isopropanol) te harán sentir como si estuvieras “purificando” tu piel, pero eliminarán valiosos lípidos de la epidermis, aumentarán la pérdida de agua y secarán tu piel hasta que ya no pueda hacer su trabajo.
Los ingredientes que son excelentes para reparar la barrera cutánea pueden obstruir los poros, lo que hará que la piel se transforme en un medio de cultivo perfecto para las bacterias del acné.
El peróxido de benzoilo matará las bacterias del acné, pero también irritará la piel y la envejecerá. ¿Qué sentido tiene que uses antioxidantes cuando al mismo tiempo te aplicás un oxidante fuerte?
La hidroquinona puede causar ocronosis y/o hiperpigmentación. ¡Que tenga mucho cuidado el comprador!
Y, por último, recordá que todos esos “aparatos domésticos” que te tientan con lindas luces pueden empeorar el melasma o simplemente envejecer tu piel. A menos que seas capaz de realizar la fotosíntesis, ¿podés?

¿El remedio?
Si algo no funciona, ¡dejá de usarlo!


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Traducido por la Dra. Cecilia Hidalgo