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Grasa subcutánea: cómo cuidarla

Si alguna vez sentís la tentación de un instantáneo “levantar” y “rellenar”, ¡resistí el impulso! Te voy a explicar por qué.

Es cierto que las arrugas y los problemas de pigmentación de la piel son la marca típica del envejecimiento, pero también lo es el cambio de la forma de tu rostro, incluidas las “ojeras” que molestan a tantas mujeres. Y, sin embargo, nadie habla de ese cambio de forma, excepto tal vez para tratar de venderte productos para esculpir la piel. Lo que es bastante tonto, pues no es posible “esculpir la piel”. Se trata tan solo de una fórmula publicitaria que no tiene sentido en la vida real. Nuestros rostros no están hechos de manteca o arcilla, no pueden ser esculpidos. ¿Por qué es esto tan solo una figura retórica? Representa un anhelo ilusorio acerca de cambios reales en la forma de nuestros rostros.

Cuando somos jóvenes, la grasa en la cara se distribuye de manera uniforme, con algunos bolsillos que aquí y allí hinchan la frente, las sienes, las mejillas y el contorno de los ojos y la boca. A medida que envejecemos, esa grasa pierde volumen, se acumula y se desplaza hacia abajo, por lo que las características que antes eran redondas pueden hundirse, y la piel que era suave y apretada se afloja y se cae. Al mismo tiempo, otras partes de la cara engordan, en particular la mitad inferior, por lo que tendemos a ponernos fláccidos alrededor de la barbilla y con “papada o cuello de pavo”.

La reacción de algunas personas, impulsada por la publicidad falsa, consiste en buscar tratamientos no probados o fallidos para cambiar la forma de la cara, como las microagujas. Si das con esa falsa publicidad y terminás creyendo en la promesa de un relleno perfecto en los lugares correctos, estarás pagando un buen dinero para convertirte en un conejillo de Indias sobre el que se hacen experimentos. Peor aún, estarás pagando por un experimento que ya se probado es contraproducente. El relleno que sigue a las microagujas resulta de la inflamación, no, como te dicen, de la generación de tejido. Es peor que eso: ¡la inflamación daña la piel y los tejidos subyacentes de tal manera que disminuye el levantamiento que está tratando de lograr!
¿Cuál es el mecanismo? Sabemos cuál es el mecanismo del fotoenvejecimiento (envejecimiento causado por el sol) y es probable que lo mismo ocurra cuando la piel se ve estresada de otras maneras.

En los cultivos de células, la radiación solar induce factores de inflamación tales como IL-11, IL-1a, IL-6 y TNF-alfa, y estos pueden estar involucrados en la pérdida de grasa subcutánea facial in vivo. La radiación UV y las especies reactivas de oxígeno provocan inflamación, y la inflamación conduce a la pérdida de grasa subcutánea. Esos son factores difíciles de evitar, porque vivimos en la Tierra. Pero otras fuentes de inflamación son autoinfligidas. “Tratamientos” como las microagujas o la microdermoabrasión disminuirán la grasa subcutánea que le da a tu rostro su forma natural.

¿Qué hacer? Primero, prevenir lo que se puede prevenir, evitando el sol y usando protector solar. Segundo, usar productos tópicos antioxidantes efectivos. Tercero, evitar el estrés autoinfligido en tu piel. Cuarto, resistir la presión de los nombres desagradables que se les ponen a estos cambios naturales, pues con ellos quedás en manos de los publicistas.

En la actualidad, no hay forma de acumular grasa en las áreas de la cara donde querrías hacerlo. Esculpir tu rostro es una fantasía. Sin embargo, podés preservar la estructura de tu piel y la grasa subcutánea, y esto es precisamente lo que te recomiendo que hagas. Prestá atención a lo que proponemos en Skin Actives, incluido cualquier producto diseñado para preservar tus propias células madre. Te mantendré informado.

 

Traducido por la Dra Cecilia Hidalgo
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