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Celebremos los milagros que nuestros antepasados no podían ni soñar ahora que la ciencia los ha hecho realidad

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

Miguel Hernandez (Orihuela 1910-Alicante 1942)

Nací en 1948, cuando la guerra había terminado y todo parecía posible. Me alegra decir que algunos de mis sueños se han hecho realidad, al menos en el campo de la ciencia, que elegí como vocación. Y lo más mágico e imposible de todo: curar las enfermedades metabólicas.

Ni hablemos de los otros sueños, como el fin de todas las guerra y la justicia para todos, que quizas sean incompatibles con la naturaleza del Homo sapiens. La evolución no mató lo «bondadoso», pero tampoco lo favoreció. Todavía estamos al 50/50.

Algunos sueños de mi madre se están haciendo realidad ahora. Podríamos haberlos calificado de locos en los años cincuenta. ¿Pero ahora? ¿Curar el cáncer? Hecho. No todos los cánceres, pero algunos. Por supuesto, muchos han soñado con un método que pudiera modificar una única mutación letal, pero la ciencia no daba, ni en los años 50 ni en 2010. ¿Y ahora? Es posible. «Edición génica in vivo específica del paciente para tratar una enfermedad genética rara».

Como dijo Chaim Weizmann: «Lo difícil lleva mucho tiempo, lo imposible lleva un poco más». Se refería al Estado de Israel, que tardó casi 2.000 años en renacer desde que los romanos ganaron la guerra contra los judíos, desmantelaron Judea y prohibieron a los judíos entrar en Jerusalén. Weizmann, bioquímico y padre de la fermentación industrial, quizá se inspiró en lo que aprendió en el laboratorio. Lo que hoy sueñas puede ser imposible, pero con el tiempo, los descubrimientos e inventos de científicos como él pueden convertir los sueños en realidad, si el error y la solución están implícitos en el problema que hay que resolver. Un error de «imprenta» puede arreglarse con «edición», si el progreso científico lo permite.


La metodología

¿Qué se necesita para “arreglar” esta enfermedad mortal? Un error de edición en el ADN provocó una grave deficiencia en la enzima carbamoil-fosfato sintetasa 1 de un recién nacido. Los embriones con deficiencias graves de enzimas críticas no llegan a término y probablemente sean la causa de muchos embarazos perdidos, pero el organismo de la madre puede superar algunas de estas deficiencias dependiendo de cuál sea el problema. Este bebé llegó a término, pero tenía una deficiencia letal que no permitía el metabolismo completo de las proteínas.

En primer lugar, tenemos que entender qué es lo que falla: cómo una simple mutación, una «letra» incorrecta en la secuencia de ADN, puede dar lugar a una proteína defectuosa incapaz de hacer su trabajo; en este caso, una enzima implicada en la eliminación del amoníaco formado durante el metabolismo de las proteínas. Una vez encontrado el origen del problema, ¿qué se puede hacer para solucionarlo?

«Un tratamiento de edición genética a medida», indican sus médicos. El bebé recibió una infusión hecha sólo para él y diseñada para corregir su mutación precisa. Hay tantos premios Nobel (y muchas más décadas de investigación) en esa breve frase. El principal avance metodológico es «CRISPR». Para lograr esa hazaña, el tratamiento se envuelve en moléculas lipídicas para protegerlo de la degradación en la sangre en su camino hacia el hígado, donde se hará la edición del ADN celular. Dentro de la envoltura hay instrucciones que ordenan a las células producir una enzima que edita el gen. También llevan un GPS molecular -el CRISPR- que se modificó para que se desplazara por el ADN de una persona hasta encontrar la letra exacta del ADN que hay que cambiar.


¿Y en el futuro?

Al igual que la revolucionaria vacuna COVID-19 se convirtió en un modelo para muchas otras vacunas posteriores, este tratamiento de edición genética es un modelo para tratar muchas enfermedades mortales derivadas de errores genéticos, siempre que el problema derive de una mutación puntual. También podría utilizarse para trastornos genéticos más comunes como la anemia falciforme, la fibrosis quística, la enfermedad de Huntington y la distrofia muscular.

¿Quién ha pagado los avances científicos que han hecho posible este milagro”?

La inversión estatal en la secuenciación del genoma humano permitió identificar la mutación. Las empresas privadas pueden haber provisto el tratamiento a este bebé y los muchos tratamientos ahora disponibles para el cáncer, pero la ciencia y los tratamientos en los que se basan fueron pagados por nosotros, los contribuyentes. Las empresas privadas que llevan estos tratamientos al «mercado» se basan en décadas de investigación básica financiada con fondos federales.

Referencia
Musunuru K, Grandinette SA, Wang X, Hudson TR, Briseno K, Berry AM, Hacker JL, Hsu A, Silverstein RA, Hille LT, Ogul AN, Robinson-Garvin NA, Small JC, McCague S, Burke SM, Wright CM, Bick S, Indurthi V, Sharma S, Jepperson M, Vakulskas CA, Collingwood M, Keogh K, Jacobi A, Sturgeon M, Brommel C, Schmaljohn E, Kurgan G, Osborne T, Zhang H, Kinney K, Rettig G, Barbosa CJ, Semple SC, Tam YK, Lutz C, George LA, Kleinstiver BP, Liu DR, Ng K, Kassim SH, Giannikopoulos P, Alameh MG, Urnov FD, Ahrens-Nicklas RC. Patient-Specific In Vivo Gene Editing to Treat a Rare Genetic Disease. N Engl J Med. 2025 May 15. doi: 10.1056/NEJMoa2504747. Epub ahead of print. PMID: 40373211.


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Traducido por la Dra. Cecilia Hidalgo