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¿Cansada/o? Controlá tu ritmo y dale un descanso a tus mitocondrias

Según parece, en la vida todo se asemeja a una curva bifásica. Entrená mucho y te pondrás en forma y fortalecerás tus músculos. Entrená demasiado y tendrás problemas: lo que se denomina “sobreentrenamiento”.

Reconocemos el cansancio y la fatiga, pero no sabemos cómo funciona. Los pacientes suelen describir la fatiga como falta de energía, cansancio mental o físico, disminución de la resistencia y mucho tiempo para recuperarse después de la actividad física. Los mecanismos que subyacen a la fatiga persistente no se conocen bien; sin embargo, la enfermedad mitocondrial causa fatiga, lo que hace que la disfunción mitocondrial sea el mecanismo biológico probable que subyace a la fatiga.

La fuente principal de la fatiga y el cansancio es que las mitocondrias, los motores que proporcionan energía a las células, están sometidas a estrés. Las mitocondrias son orgánulos presentes en todas las células del cuerpo y producen alrededor del 90% de la energía total del organismo. La respiración mitocondrial produce el trifosfato de adenosina (ATP), portador de energía, que impulsa todas las reacciones químicas necesarias en el organismo. Las células sólo contienen una pequeña concentración estable de moléculas de ATP, que debe regenerarse constantemente debido a la demanda de energía. Esto se hace mediante la fosforilación oxidativa (en las mitocondrias) o mediante la glucólisis (en el citosol). La respiración mitocondrial máxima aumenta con el estrés, y puede haber un aumento de hasta 100 veces en el consumo de ATP durante la actividad vigorosa en comparación con el sueño. Las mitocondrias también participan en muchas otras acciones celulares, como la señalización redox y las respuestas al peligro celular.

La notable plasticidad de las mitocondrias les permite ajustar su volumen, estructura y capacidad en condiciones como el ejercicio, lo que es útil para mejorar la salud metabólica en personas con diversas enfermedades o de edad avanzada.

Las mitocondrias son orgánulos complejos y muchas ubicaciones, moléculas y pasos diferentes pueden verse afectados por la disfunción mitocondrial. Si pudiéramos hacer magia, podríamos “arreglar” esos pasos, arreglando así la fatiga que viene con la vejez y la enfermedad. Desafortunadamente, esto aún no es posible, aunque hay algunos indicios de factibilidad de tal manipulación a futuro. La carnitina, la coenzima Q10, la cadena de transporte de electrones y la composición y el transporte de la membrana se han estudiado en personas sanas y enfermas, pero las conclusiones varían según el estudio. La genética desempeña un papel (siempre lo hace), y la respuesta inmunitaria, la infección viral y el sistema nervioso central también afectan la función mitocondrial. A la inversa, debido a las elevadas necesidades energéticas, la funcionalidad y viabilidad neuronales dependen en gran medida de la funcionalidad mitocondrial: a pesar de que sólo pesa el 2% de la masa corporal total, el cerebro consume el 20% del oxígeno y el 50% de la glucosa que se le suministra desde la vasculatura y se utiliza para impulsar la respiración aeróbica dentro de las mitocondrias.

Muchos factores regulan la función mitocondrial, entre ellos, las citoquinas, las chaperonas, las quimiocinas, los neuroesteroides y las ubiquitinas. El neurotransmisor serotonina aumenta la generación de nuevas mitocondrias -un proceso llamado biogénesis mitocondrial- en las neuronas, acompañado de un aumento de la respiración celular y del ATP, la moneda energética de la célula. La serotonina reduce las especies reactivas de oxígeno tóxicas en las neuronas, potencia las enzimas antioxidantes y protege a las neuronas de los efectos dañinos del estrés celular.
Una nueva investigación muestra que el cansancio físico y lo que sucede después del trabajo “mental” tienen mucho en común. Tanto el esfuerzo físico como el mental aparentemente agotan el sistema de control ejecutivo del cerebro, lo que conduce a una respuesta reducida de la corteza prefrontal lateral del cerebro. Este efecto nos empuja a buscar recompensas inmediatas al tomar decisiones (en otras palabras, no vayas de compras cuando estés cansado).


¿Qué podés hacer?
Hay mucha evidencia que muestra que el ejercicio y otras actividades ayudan a mantener el cerebro sano. Es importante que reconozcamos que hay otras estrategias antienvejecimiento además de los medicamentos o suplementos. Lo que hacemos con nuestros cuerpos es probablemente el determinante más importante de la salud (bueno o malo). Pero algunas moléculas importantes pueden ayudar. Por ejemplo, la melatonina protege las mitocondrias eliminando las especies reactivas de oxígeno (ROS), inhibiendo el poro de transición de la permeabilidad mitocondrial (MPTP) y activando las proteínas de desacoplamiento (UCP). Por lo tanto, la melatonina mantiene el potencial óptimo de la membrana mitocondrial y preserva las funciones mitocondriales.


Para tu piel
La vía tópica es la más rápida y directa; mucho de lo que aplicás a la piel será absorbido. Skin Actives tiene varios ingredientes que pueden ayudar a la función mitocondrial. Nuestras proteínas especiales incluyen antioxidantes que ayudarán a disminuir el estrés oxidativo. Informate sobre el resveratrol, un ingrediente con múltiples beneficios, o la melatonina. Tenemos productos dirigidos directamente a la función mitocondrial. Y recordá: no agregues estrés oxidativo a tu piel exponiéndola a los rayos UV o a los oxidantes. Ya tenemos suficiente estrés (oxidativo y de otros tipos) como para agregar más.

https://hannahsivak.com/blog/las-mitocondrias-en-el-cuidado-de-la-piel/

https://hannahsivak.com/blog/tus-mitocondrias-que-son-y-como-podes-cuidarlas-con-el-cuidado-de-la-piel-adecuado/

https://hannahsivak.com/blog/cosmeticos-antifatiga-probaste-dormir/

Referencias
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ADVERTENCIA: Estas afirmaciones no han sido evaluadas por la FDA y no pretenden diagnosticar, curar, tratar o prevenir ninguna enfermedad.

Traducido por la Dra. Cecilia Hidalgo